Hoy sin pasarse, a comer... a casa!

Y es que no todos los días son fiesta, yo después de mi experiencia la semana pasada en el Innovate Europe celebrado en Zaragoza pensaba que si, pero no nos engañemos, no somos todavía importantes innovadores, por supuesto que llegará el día en que lo seamos, pero por ahora tenemos que seguir en la vida real, en la que de vez en cuando toca comer y cenar en casa.

Está muy bien el ir de restaurante, o zamparte unos buenos bocatas, en mi blog se puede ver que Zaragoza es un sitio donde disfrutar del vicio que es la buena comida. Pero no nos engañemos, en la mayoría de ocasiones el mejor sitio donde se come es en tu propia casa. Yo tengo la suerte de tener una madre que es una cocinera excelente, en un futuro tendré que dedicarle un post, lo tengo en mente desde hace tiempo, pero en este caso os voy a enseñar algo de la cosecha propia, es decir, algo hecho por mi.

Es lo que comí y cené el domingo, son cosas fáciles de hacer y que son muy agradables a la vista y yo que lo pude comprobar muy agradables al gusto, jeje.

El que me pusiera el domingo a cocinar no es porque lo haga a menudo, como ya he dicho, mi madre lo hace mucho mejor que yo, pero en esta ocasión me habían dejado solo.

Deseché la opción más socorrida y la que imagino muchos jóvenes utilizan cuando se quedan solos, la pasta, que es una comida rápida fácil y está "cojonuda". La deseché porque lo que a mi me apetecía era carne, llevaba toda la semana comiendo de canapés y me apetecía un buen filete, no encontré nada en la nevera, así que buscando en el congelador, que en mi casa está siempre hasta arriba, encontré: ¡un chuletón! ¡Bendita seas madre por pensar en mi! Luego simplemente fui adornando un poquito el plato, porque pensé que si me quedaba bien le haría una foto, y que narices, porque todo el acompañamiento estaba para chuparse los dedos. El plato como veis en la foto tiene: chuletón de Salas de los Infantes al queso de cabrales (no os preocupéis chicas, lo comí el domingo), pimientos de piquillo de Mendavia, un revuelto de cebolla de Fuentes y pimientos verdes (estos no se de donde eran, estaban sueltos por la nevera) y tomate con un poquito de queso manchego y orégano de cosecha propia. Ya veis que rebuscando en la nevera y el armario de las latillas puedes sacar ingredientes para hacerte un buen plato.

Por la noche fue más light, unos montaditos, que ya los estaba empezando a echar de menos, con más cosas que encontré por la nevera.

Es fácil, en la cocina lo único que hace falta es un poquito de imaginación y buena gana, al menos de lo segundo voy servido. Menos mal que aun no había visto este post de una de mis compañeras, que si no me pongo también con el postre.

Por último no me podía despedir sin enseñaros la última paella que hicimos (bueno... la hizo mi amigo Sergio, que yo estuve de pinche) y que estaba todavía mejor de lo que aparenta.

Buen provecho para todo el que hoy coma o cene en su casa, sea de Zaragoza, o sea de donde sea.